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lunes, 28 de junio de 2010

CREER QUE UNO NO PUEDE ENFADARSE, TEMER, O SENTIR CUALQUIER OTRA EMOCIÓN NEGATIVA POR ESTAR EN EL CAMINO ESPIRITUAL

velas violetasEsta
creencia nos lleva a una gran represión de la ira y de los enojos, que
hacen su reaparición más tarde bajo la forma de rencor, crítica o
rechazo.
Mientras estamos en el plano terrenal, vivimos las sensaciones y las emociones de este plano.
Algunas de ellas son muy placenteras, otras no.

El
tener un conocimiento intelectual acerca de la acción destructiva de
ciertas emociones no las hace desaparecer. Uno puede saber lo malo que
es el enojo y, sin embargo, no puede evitar enojarse.
En
realidad, uno sí puede evitar enojarse, o asustarse o angustiarse, pero
eso exige un entrenamiento. Durante dicho entrenamiento, hay momentos
en que podemos dominar la rabia y la ansiedad, y otros en los que nada
puede calmarnos. Una vez que aparece el enojo, lo mejor es descargarlo
de la manera más positiva posible. Es mucho peor reprimirse e intentar
decir: “Todo está bien en mi mundo”, cuando uno internamente está
sintiendo el deseo primitivo de querer atacar a alguien.
La
mayoría de las personas que transitan el terreno espiritual son muy
exigentes consigo mismas y pretenden erradicar completamente de sus
vidas este tipo de reacciones. Esto no resulta desacertado pero se
logra a través de un proceso. Sé amable contigo mismo y, de vez en
cuando, date el permiso necesario para maldecir, golpear un almohadón,
gritar, llorar y expresar, como mejor te resulte, todas las emociones
negativas que te toca vivir.
La mayoría de los errores aquí
enunciados están generados por la actitud crítica de nuestro propio
ego. El ego no puede desaparecer porque necesitamos de él para actuar
en este plano. La “solución” es ponerlo alineado con nuestro Espíritu.
Amablemente,
le podemos decir al ego que: “A partir de ahora, deberá seguir las
indicaciones de un nuevo Maestro amoroso, amable, paciente y
permanente, que nunca juzga y que sabe que siempre estamos haciendo lo
mejor que podemos”. Si seguimos las indicaciones de nuestro Maestro
Interior, nunca podemos fallar.


Estoy en manos de Dios.
Siento fortaleza y coraje interno
Confió en mi guía interior
Mi corazón está repleto de fuerza y confianza

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